
Mi Amo me tiene desde hace seis días en entrenamiento y uso constante. Los niños están de vacaciones maternas – pequeño recordatorio, no soy la madre biológica -, y nosotros utilizamos este tiempo como parte de nuestras vacaciones privadas sabor chocolate.
Dicho eso, me siento completamente agotada y quemada de energía. Hoy volví a trabajar (Él también) y luego fui a mis clases de oleo: me estaba quedando dormida mientras pintaba. Después de seis días de andar desnuda por la casa y de – a lo menos – cuatro tandas de azotes diarios puedo decir oficialmente que estoy llegando al punto de la irritación. Porque mi Amo, este hombre que yo deseo, quiero y necesito tanto, no deja de desearme ni un solo segundo. Inclusos mis muslos tienen nombre, son Sus jamonzuelos.
Está obsesionado con mi cuerpo curvilíneo y con mi actitud – según Él soy naturalmente sexual -. Me pasa las manos por la cintura y hace rebotar Su culo (mi culo) como si se alimentase de este acto. No se diferencia de un animal cuando bufa en mi oído, succiona mi piel con los dientes y revienta mis tímpanos con el raspaje de su garganta. Y a mí me encanta, porque también me deleito en admirarlo. El estado primitivo que alcanza me basta para cumplir con mi deber y mantenerme siempre lista, siempre húmeda, siempre dispuesta.
Pero hoy, justo ahora, cuando ya es de noche y escribo esta entrada, me siento fundida. Mi energía podría remplazar a la cerca que desliza por mi espalda.
Después de seis días de entrenamiento y uso constante, mi Amo quiere más. Después de incontables orgasmos – perdimos la cuenta -, después de correrme en su pene, en su boca, en sus manos; de rajar mi ano y castigar mi vulva con azotes y su puño, mi Amo quiere más.
Después de acabar desorientada en nuestra cama, sin poder enfocar con la mirada, mi Amo quiere más.
Y yo me desangro internamente de cansancio.
Él sabe esto. Me consiente, me acuna, me alimenta. Me besa tiernamente en la nariz, intenta agarrarse las manos y dejar a mi cuerpo descansar.
¿Por qué escribo sobre esto?
Porque a una sumisa también le puede irritar la necesidad de su Amo, aun cuando este sea Su derecho y este sea mi deber. Lo escribo porque me enterneció que me preguntase justo ahora si existe alguna forma de aplacar parcialmente el olor de mi vagina y mi sudor, porque es lo que más lo excita. Pero, sobre todo, lo escribo porque yo, como su sumisa, admiro Su entrega. Su capacidad de siempre poner mi cuidado por encima de Su deseo. De priorizar Su responsabilidad como mi dueño.
Soy Su propiedad, y que calma siento en este hecho.
me siento identificada pero nose como decírselo a mi Dueño, ¿cómo hablas estas cosas con el tuyo?
Creo que tengo la confianza suficiente para poder hablar libremente de todo con Él. Absolutamente todo.
Mi Amor sabe que no puedo moverme en el mundo sin Él, porque mi condición de vida (la que yo elegí), es ser su propiedad. Para existir debo sentirme segura, y para alcanzar esa seguridad es Su deber hacerme sentir escuchada y validada. Ese es nuestro acuerdo y nuestro modo, y nos resulta muy bien ❤️🩹